I. Los tiempos difíciles pueden ser oportunidades para mostrar lo mejor que hay en nosotros.
Rut, la moabita, ahora una viuda tiene la opción de comenzar de nuevo su vida pero decide permanecer al lado de su suegra y acompañarla siempre.
Probablemente el texto que mejor describe esa nobleza de Rut, cuyo nombre probablemente significa compañera, es:
Rut respondió:
--No me ruegues que te deje
y me aparte de ti,
porque a dondequiera que tú vayas, iré yo,
y dondequiera que vivas, viviré.
Tu pueblo será mi pueblo
y tu Dios, mi Dios.
Donde tú mueras, moriré yo
y allí seré sepultada.
Traiga Jehová sobre mí
el peor de los castigos,
si no es solo la muerte lo que hará separación entre nosotras dos. (Rut 1:16-17).
II. Los eventos ordinarios en la vida diaria se pueden convertir en pasos importantes para los planes redentores de Dios.[i]
Rut al estar en Belén se va a los campos espigando tanto la cosecha de cebada como la de trigo hasta que su suegra le ayuda a casarse con Booz. Tuvo que hacer cosas ordinarias y seguir costumbres usuales para lograr el objetivo de casarse y de esa relación nace Obed, padre de Isaí, padre de David.
Los propósitos y los planes de Dios están dispuestos para usar a gente ordinaria en acciones extraordinarias y Rut es un ejemplo de una mujer dispuesta y decidida a quien la historia sagrada le reserva un sitio especial.
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