Ellos me dijeron: «El resto, los que se salvaron de la cautividad, allí en la provincia, están en una situación muy difícil y vergonzosa. El muro de Jerusalén está en ruinas y sus puertas destruidas por el fuego.» (Nehemiah 1:3) Problemas Cuando surgen las dificultades, Tenemos tendencia al conflicto y al desaliento. Debemos reconocer que no existen los triunfos sin problemas. Cuando surjan los problemas, los debemos enfrentar cara a cara y seguir hacia adelante con la obra de Dios. Nehemías estaba preocupado por Jerusalén porque era la ciudad santa de los judíos. Como ciudad capital de los judíos, representaba la identidad nacional y se veía bendecida por la presencia especial de Dios en el templo. Nehemías amaba a su tierra aun cuando había vivido toda su vida en Babilonia. Quería regresar a Jerusalén para reunir a los judíos y retirar la vergüenza de que los muros estuvieran destruidos. Esto glorificaría a Dios y restauraría la realidad y el poder de la presencia de Dios entre su pueblo. ¿Pero como lograrlo? La renovación espiritual a menudo comienza con la visión de una persona. Nehemías tuvo una visión, y la transmitió con entusiasmo, inspirando así a los líderes de Jerusalén para la reconstrucción de los muros. Nehemías rompió a llorar cuando escuchó que el muro de la ciudad seguía en ruinas. Los muros Ofrecían seguridad ante los ataques y simbolizaban poder y paz. Nehemías estaba muy afligido por la condición de Jerusalén, volcó su corazón en Dios (Nehemiah 1.5–11) y buscó la forma de mejorar la situación. ¿Acaso tiene Dios una visión para nosotros? ¿Hay «muros» que necesitan ser reconstruidos hoy? Dios todavía quiere que su pueblo esté unido y capacitado para su obra. Cuando reconocemos que hay profundas necesidades en nuestro mundo, Dios puede darnos la visión y el deseo de «construir». Con esa visión podemos movilizar a la gente a orar y a desarrollar juntos un plan de acción. A Nehemías no le dio pena confesar su temor, y no permitió que el temor le impidiera hacer las cosas que Dios lo había llamado a realizar. Cuando permitimos que nuestros temores gobiernen nuestra vida, los hacemos más poderosos que Dios. ¿Hay alguna tarea que Dios quiere que usted haga y el temor lo detiene? Dios es mayor que todos nuestros temores. Reconocer la razón de su miedo es el primer paso en entregar ese miedo a Dios. Tome conciencia de que si Dios lo ha llamado para alguna tarea, Él lo ayudará a realizarla. Con frecuencia subestimamos a la gente y no hacemos que nuestros sueños para la obra de Dios en el mundo representen un reto para ellos. Cuando Dios plante una idea en su mente para realizar algo para Él, transmítala a los demás y confíe que el Espíritu Santo los impresione con pensamientos similares. No se vea como el único por medio del cual Dios está obrando. A menudo Dios utiliza una persona para expresar la visión y otras para hacerla realidad. Cuando alienta e inspira a otros, usted está trabajando en equipo para lograr las metas de Dios. Nehemías no les dijo que ya contaba con el permiso del rey para reconstruirlos. En vez de ello, simplemente dijo que tenía la aprobación de Dios, y eso era suficiente. Nehemías ayunó y oró por varios días, expresando su tristeza por el pecado de Israel y su deseo de que reviviera en Jerusalén la adoración al único Dios verdadero. En la oración de Nehemías vemos estos elementos de la oración eficaz: 1 Alabanza, 2 Acción de gracias, 3 Arrepentimiento, 4 Petición y 5 Compromiso. Las Oraciones Sinceras Como La De Nehemías Pueden Ayudar A Ver Mejor: 1) Cualquier problema que esté enfrentando, 2) El gran poder de Dios para ayudarlo y 3) El trabajo que a usted le corresponde hacer. Al final de su oración, Nehemías ya sabía qué acciones debía tomar (Nehemiah 1.11 ). Cuando el pueblo de Dios ora, las decisiones difíciles se ubican en la perspectiva adecuada y se pueden tomar las medidas adecuadas. Usted al igual que Nehemías, cuando le lleguen noticias trágicas, primero ore. Luego busque la forma de actuar más allá de la pena y tomar medidas específicas que ayuden a quienes lo necesitan. Nehemías recurrió a todos los recursos disponibles, conocimiento, experiencia y organización para determinar qué se debía hacer. Nehemías se preocupó, oró y se preparó mientras buscaba la oportunidad adecuada para hablarle al rey acerca del pueblo de Dios. No importa el puesto que tengamos, cada uno de nosotros es capaz de servir. Así como Nehemías utilizó su cargo para interceder por su pueblo, nosotros podemos utilizar el puesto que tenemos para servir a Dios. Nehemías oró por buen éxito en su empresa y no sólo por fortaleza para soportar los problemas (Nehemiah 2.20). Sin embargo, su petición no tenía como objetivo obtener beneficio personal, jerarquía o fama. Pidió éxito para la obra de Dios. Cuando los propósitos de Dios están en juego, no dude en pedir éxito. Oración Con muy poco tiempo para pensar, Nehemías oró a Dios rápidamente. Ocho veces leemos en este libro que oró espontáneamente 1 Después de recibir las malas noticias acerca del estado de los muros de Jerusalén. Nehemiah 1:4–11 2 Durante su conversación con el rey. Nehemiah 2:4 3 Después de que Tobías y Sanbalat se burlaron y lo ridiculizaron. Nehemiah 4:4-5 4 Después de amenazas de ataque por parte de sus enemigos. Nehemiah 4:9 5 En respuesta a las amenazas. Nehemiah 6:9 6 Reflexión acerca de las acciones de sus enemigos. Nehemiah 13:29 7 Reflexión sobre sus propios esfuerzos por servir a Dios. Nehemiah 5:19; 13:14, 22 31 Nehemías oró en todo momento, incluso cuando hablaba con otros. Sabía que Dios siempre está a cargo de la situación, está siempre presente, para escuchar y responder toda oración. Podía orar con confianza a Dios a lo largo del día debido a que había establecido una relación íntima con Él durante los momentos de oración más extensos ( Nehemiah 1:4–7). Si queremos alcanzar a Dios con nuestras oraciones de emergencia, necesitamos tomarnos el tiempo para cultivar una fuerte relación con Dios por medio de momentos de oración intensa. Nehemías respondió a los problemas en oración. Cuando Nehemías comenzó su obra, reconoció el problema, inmediatamente oró y luego actuó en consecuencia. La oración sigue siendo la fuerza poderosa de Dios para resolver los problemas actuales. La oración y la acción van tomadas de la mano. Por medio de la oración, Dios guía nuestros preparativos, nuestro trabajo de equipo y nuestros esfuerzos diligentes para llevar a cabo su voluntad. Liderazgo Nehemías tenía condiciones, poder y muchas habilidades excelentes para la organización, pero reconoció que la mano misericordiosa de Dios estaba sobre él. Sabía que sin la fortaleza de Dios sus esfuerzos serían en vano. ¿Reconoce usted a Dios como su fuente de poder y el dador de sus dones? Nehemías llegó calladamente a Jerusalén y pasó varios días observando y evaluando cuidadosamente el daño de los muros. Después de este tiempo de consideración y análisis, presentó su plan con determinación. Nehemías demostró un excelente enfoque para la solución del problema. Obtuvo información de primera mano y consideró con cuidado la situación. Luego presentó una estrategia práctica. Nehemías demostró una capacidad de liderazgo excelente. Estaba espiritualmente listo para escuchar el llamado de Dios. Cuidadosamente planeó, creó un equipo de trabajo, resolvió los problemas y alentó al pueblo para que el trabajo se llevara a cabo. Aun cuando tenía una fe tremenda, nunca evadió el trabajo extra necesario para ser un buen líder. Ser un líder para Dios no es sólo ganar reconocimiento, tener una posición o ser el jefe. Requiere planeamiento, trabajo duro, valor y perseverancia. Las expectativas positivas nunca son sustitutos para no hacer el trabajo difícil. Y para poder guiar a otros, usted necesita escuchar la dirección de Dios en su propia vida. Antes de iniciar un proyecto, siga el ejemplo de Nehemías y planee con anticipación. Revise la información para asegurarse de que sus ideas son realizables. Sea realista. Así podrá presentar su plan con confianza. Arrepentimiento/ Avivamiento Aun cuando Dios los había capacitado para que construyeran el muro, la obra no estuvo completa hasta que el pueblo reconstruyó su vida espiritual. Esdras instruyó al pueblo en la Palabra de Dios. Cuando escucharon, reconocieron el pecado que había en su vida, lo confesaron y tomaron medidas para retirarlo. No basta reconocer y confesar el pecado. El avivamiento debe originar una reforma o de lo contrario no es más que una mera expresión de entusiasmo. Dios no quiere medidas a la ligera. No sólo debemos despojarnos del pecado de nuestra vida, sino pedir a Dios que sea el centro de todo lo que hagamos. De manera similar, Dios puede restaurar y reconstruir hoy las vidas de las personas. Nadie se encuentra tan lejos de Dios que no pueda ser restaurado. Todo lo que se requiere es arrepentimiento. No importa cuán lejos nos hayamos separado, o cuánto tiempo haya pasado desde que adorábamos a Dios, Él puede restaurar nuestra relación con Él y reconstruir nuestras vidas. Recursos Diario Vivir |
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